domingo, diciembre 04, 2005



EN LA CAMA : EL PLACER SON LOS OTROS .

En la cama el último filme de Matias Bize (anteriormente había sorprendido a la crítica con su opera prima Sábado, obra de factura semi documental, e hito de bajo presupuesto como recurso productivo y creativo) vuelve a reincidir en el uso sistemático de un recurso de forzamiento autoimpuesto en la realización del filme.

Si en Sábado Bize situaba su narratividad en la lógica del plano secuencia, desplazándolo hasta los límites y llevando a devenir en manera necesaria de su proyecto - Sábado se encarna y se constituye en objeto factible en tanto se somete a una operación formal determinada - ahora en su segundo filme vuelve a conciliar las propuestas de trabajo vía obstrucción a lo Lars Von Trier para operar desde la noción de locación única y resistencia permeable del relato a la imposibilidad de la salida o fuga que permite alivianar la tensión dramática del filme.

Situando a una pareja en el cuarto de un motel, En la cama se concentra en los diversos momentos que la pareja va atravesando a lo largo de varias horas de su autoasumido encierro. Combinando secuencias en donde el sexo se presenta como verdadero núcleo del filme y no simple elemento decorativo o apaciguador del relato - el sexo como relleno de los temidos y mal conceptuados "tiempos muertos" o como simple noción de orden industrial al estilo de los memos canónicos de Roger Corman para salvaguardar el regreso de capital en sus filmes de explotación B - con livianos diálogos que operan desde la anécdota o el pequeño cuento pregnante ( recurso eficiente pero que tiende a parecer un poco mecánico en su utilización abusiva)el filme se va desplegando con sorprendente fluidez como si se tratase de una pequeña fabula amorosa narrada desde la oralidad de un narrador amante y conciente de las limitaciones de su formato.

En donde Sartre era un patólogo de las interrelaciones humanas en su noción de "el infierno son los otros" en Puertas Cerradas, y Buñuel un descarnado viseccionador o entomólogo de los débiles triunfos de la razón iluminista occidental en su encierro mexicano en "El ángel exterminador" o un contemplador meditativo y enternecido por sus personajes enfermos de soledad como el Tsai Min Liang de "Goodbay Dragon Inn" ), Matias Bize se presenta como un incipiente Cassavetes de las pequeñas crisis amorosas, un cronista del gesto mínimo, de la relación insignificante en cuanto a su dimensión carente de trascendencia trágica y por lo tanto certeramente humano.

Pese a que el filme no logra alcanzar una gran complejidad en cuanto al desarrollo de sus personajes – y quizás lo que es más complejo aunque endémico en nuestro cine no consigue provocar una real empatia con ellos por parte del espectador- sin embargo Bize logra otorgar una sutil humanidad a su pareja como para rebasar la simplicidad de los diálogos y acercarse a una posibilidad de una trama adulta.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Tu crítica está a la altura de tu escritura del inglés, pues "goodbay" en verdad se escribe "goodbye" y Bize dista mucho, pero mucho, en verdad demasiado de Buñuel, y En La Cama es lejos una de las películas de más mal gusto que ha dado el cine chileno...

Pablo

12:26 a. m.  

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