domingo, abril 23, 2006


La Sagrada Familia
El día que ganaron los buenos
Texto: Juan Pablo Fernández

La Sagrada Familia no es una crítica a la iglesia católica, es algo mucho más interesante. Es la mañana del Viernes Santo, Marco (Sergio Hernández) despierta en su casa de playa acompañado por su mujer (Coca Guazzini). En la pieza de al lado está su hijo Marquito (Néstor Cantillana), quien más tarde espera que llegue su novia Sofía (Patricia López). En otras casas de la misma playa están su vecina Rita (Macarena Teke) y unos amigos (Juan Pablo Miranda y Mauricio Diocares). Todos juntos serán protagonistas de cómo una familia, el núcleo fundamental, se desintegra en silencio en apenas 3 días. De eso se trata esta película y su planteamiento nos permite hablar de unas cuantas cosas.

En primer lugar, se debe decir que estamos frente a un caso atípico, porque en Chile no es fácil dar con una película que confíe tanto en sí misma. A lo largo de nuestra historia, muchas se han cubierto por métodos narrativos algo gastados y ya no tan útiles, otras han sido tan frágiles que uno ni se entera de su paso; sencillamente hay muy pocas que hayan tenido lo que esta tiene. A la película le sobra actitud, arrojo y es achorada, con todo lo que acarrea serlo: no es tan fuerte como las grandotas, pero sí tiene agallas, ingenio y patudez suficientes para hacerles una zancadilla sin avisarles.

Y estos cojones no tienen nada que ver con que la película muestre homosexualidad, drogas, infidelidad o semen - si algo importa poco en la película, es eso-. La valentía de La Sagrada Familia pasa por atreverse a construir personajes completos, con tantas esperanzas como pecados; que se ven inmersos en esta inestabilidad, asumiendo ser los protagonistas, sino víctimas, en vísperas de un desastre mayor. La casa de la familia, el espacio más importante de la historia, alberga este aire contaminado, es el universo al que los 7 personajes están irremediablemente condenados.
Y de todos ellos, el protagonista es el mejor camuflado: Marquito. Es él quien de inmediato se asume como héroe de la historia, el jovencito de la película, en el que confiamos nuestras esperanzas de justicia. Sin embargo, el personaje de Cantillana es el rey hipócrita, el primer traidor de la historia, el tramposo que inventa un contexto romántico –que convence hasta al espectador de sus inofensivas intenciones- para engrupirse a Rita y de paso serle infiel a Sofía; para luego espantarse y disfrazarse de víctima cuando descubre que su padre se metió con su novia, cuando huele por primera vez lo podrido de su entorno.

La película se construye como una historia de personajes que nos son propios, que salen de alguna parte de nuestra idiosincrasia. La Sagrada Familia es todo lo que nuestro cine no era hace rato: Una película propiamente chilena, que para ser tal no tuvo que contratar huasos.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La sagrada familia es una película tristemente chilena, está muy mal realizada. qué despilfarro de dinero!!

7:05 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

muy mala su pajinaaaaaaaaaaaa


xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx








xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

4:50 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

son todos unos verdaderos perros

4:51 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

el culiao que lee esto le gusta doblaooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo


ooooooooooooooooooo

4:52 a. m.  
Blogger BRL said...

es una muy buena pelicula ,que rompe con el esquema del cine chileno sin duda algo bueno e interesante , el primer sujeto que comento es un tipo que de seguro esta acostumbrado aver esas tipicas comedias de holliwood , sin duda no sabe de buen gusto , ni lo tiene pobre......

12:33 p. m.  

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