martes, abril 25, 2006

Límite
Malos hábitos
Texto: Juan Pablo Fernández

Sí, estabamos mal acostumbrándonos, 2005 nos mimó demasiado intentando convencernos de que habían acabado los tiempos de "peliculas chilenas en las que no paramos de contar errores infantiles". 2006 llega y nos da un poco más de sensatez, demostrándonos que a pesar de que hay algo de buen cine por fin, las películas ajenas, costumbristas y fomes de antaño (y ni tan antes) siguen aquí. Límite nos recuerda parte del pasado reciente del cine chileno trayendo de vuelta una memoria que no queremos. Esta película gris se edifica al lado de otras tan olvidables como Azul y Blanco, Cachimba, Gente Decente y Juego de Verano entre otras.

Paula (Adela Secall) se enamora del hombre equivocado, Nicolás (Ignacio Severín), porque ella es una detecive que justamente está investigando un caso que lo incrimina a él, un estafador. Eso y no mucho más es Límite, un policial irremediablemente inofensivo.

Una película calcada a miles en forma y fondo, pero que con sus personajes no logra representar a su audiencia, como si lo hacen sus modelos. Ninguno de los roles principales logra la empatía suficiente como para que nos importe que uno muera, el otro esté triste o la otra se sienta maldita por el destino. No provocan interés sus opacas rutinas y hacen que extrañemos -más que nunca, quizás demasiado- los ágiles relatos llenos de plots de Syd Field.

Nada mejor para hacer fracasar una película que obligarla a ceñirse a asuntos que no le incumben. En este caso con un forzado afán preciocista, bastante raro porque si bien presenta un esquema de montaje que aspira a la sofisticación (y fracasa) la decidida austeridad fotográfica no compatibiliza con el estilo.

Y el resultado es nada más y nada menos que una película contradictoria en todo sentido.

Ojalá esta película hubiera podido llevarnos al borde de algo, pero pasa como si nada; y termina siendo poco más que una secuencia monocroma cualquiera de noventa y tantos minutos de duración en pantalla.

Límite es la triste continuación de la parte negativa de la entrada del digital al cine, una película rápida, fácil y demasiado fácil(y facilista). Una lección que deberíamos haber aprendido ya es que la capacidad de hacer buenas películas no es una condición inherente de nuestras queridas, baratas y pequeñas cámaras digitales. Eso ya es un cliché.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Encuentro que eres un amargado de mierda que no le ha ganado a nadie mas que a si mismo y que tilda de facil y facilista algo que con suerte de "david versus goliat" podrias realizar tu.El cine en Chile no surge por personas que se esmeran en ver solo lo malo y critica sin dar una opinion objetiva y constructiva de algo que sin duda tiene mas elementos buenos que malos, o sea personas como tu.

1:46 p. m.  

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